Danza de soledades

Esta Danza de soledades de Romina Bayo es un buen libro, empezando por su título, que es tan excelentemente recogido por el aire de los poemas. Hay en estos textos una atmósfera de soledad. No triste. No amarga. Sino seca. Como si fuesen heridas que no sangran y se cierran en dolor soportado casi como costumbre. En diálogos con la ausencia. Conversación tangencial, donde más que hablar con personas, se habla con los sentimientos del otro. Y por esta vía, la autora define los suyos. Como bailando tango sola, imaginando a su pareja, que ya se ha ido o que llega sin llegar. Tango de nostalgia, milonga de ansiedades, dolor que se lleva con honor, del que se rasga el vestido del alma. De este libro se deduce que la autora tiene, como Vallejo, talento para el dolor. Talento de poeta que, ya en esta primera entrega muestra madurez, formación y una actitud ante el verso que la retratan de cuerpo entero como auténtica creadora. De ella no sólo espero buenos poemas, sino que ya los he encontrado. Aquí no todo es rosa, pero de que las hay las hay: Al descubierto, Final amputado, División interior, Cronología de un destiempo, Danzando soledades, Estampa de Arabia y Legado permanente son en el jardín mis predilectas. Felicito a Romina Bayo, por ser tan ella misma, tan poeta, tan mujer. Juan Freddy Armando