Los cascabeles de Madama Locura
Antonio de Hoyos y Vinent Antonio de Hoyos y Vinent es uno de esos autores a los que el paso del tiempo ha condenado casi al olvido. Rescatado ocasionalmente por las publicaciones más extrañas (esta que tienen entre sus manos, por poner un ejemplo), su obra, a estas alturas, sigue siendo un enigma para muchos estudiosos, sobre todo de la literatura fantástica. Lector incansable de unos escritos que podríamos llamar "bizarros", a falta de un calificativo mejor, sus cuentos se deslizan sin que nos percatemos de ello por mundos totalmente ajenos al nuestro, aunque bien enraizados en lo que damos en llamar realidad. Cuentos extraños que mezclan lo fantástico con lo real, la novedad con lo ya conocido. Apariciones, misticismos, cuentos orientales, narraciones llenas de un colorido que pocas veces en la literatura española ha resultado tan lleno de atractivos para los lectores modernos. Si sus obras se basan y buscan sus raíces en Lorrain, madame Rachilde, Mirabeau, Pierre Louys, Huysmans, Verlaine, Villiers de l'Isle Adam y otros simbolistas, no dejamos de reconocer también y en muchas ocasiones las obras de Marcel Schwob y el imprescindible lord Dunsany. Sus cuentos destilan erotismo, magia, fantasía… y unas descripciones y un estilo pocas veces igualados en nuestras letras. Toda una experiencia diferente de leer literatura fantástica. Volverá por aquí.
Antonio de Hoyos y Vinent, marqués de Vinent (Madrid, 1884 - Madrid, 1940), fue un periodista y narrador español,
perteneciente a la corriente estética del decadentismo. De familia aristocrática recibió una esmerada educación en Viena, Oxford y Madrid. Heredó el mayorazgo, pero su homosexualidad, que no se ocupó en ocultar, y sus defectos, que hoy pasarían por virtudes, le convirtieron en una oveja negra para la parte menos tolerante de la buena sociedad, aunque no para su amiga e introductora en el mundillo literario, Emilia Pardo Bazán, cuya tertulia casera frecuentaba. Este bondadoso contertulio sordo de nacimiento, provisto de monóculo y vestido como un dandy, dirigió la revista Gran Mundo Sport e hizo crítica literaria para El Día y artículos para ABC. El decadentismo (de autores como Lorraine y Rachilde), el género erótico y su militancia anarquista caracterizaron su literatura, que difundió en colecciones baratas de novelas cortas, sin olvidar el cuento, que desarrolló en la revista La Esfera. Antes de estallar la Guerra Civil, desde 1934, militó en la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Este hecho, y sus artículos combativos publicados en El Sindicalista, le llevaron a la cárcel de Porlier al terminar la Guerra Civil, y en ella murió pobre, ciego, sordo, casi paralítico y abandonado por sus viejos conocidos y su familia.
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246 Pages