La canción del antílope

Alguien huye, cargado de belleza y de temores. Una voz atraviesa el bosque petrificado de una ciudad cualquiera, hasta hallar su propio encierro: "La canción del antílope" propone una turbadora metamorfosis, un -como quiso Rimbaud- desarreglo ordenado de los sentidos. El libro empieza en una máscara, en la identificación intuitiva con una criatura amenazada que se niega a extinguirse; desarrolla un itinerario deslumbrado y doloroso, que va desde lo exterior a lo íntimo; y concluye en una breve canción. En el camino de su "crescendo" emocional, al lector le quedará el impacto de una criatura onírica, la experiencia estética de su búqueda expresiva y su viaje por las zonas oscuras de la mirada. Cifra múltiple del miedo, la huida o la cacería del deseo, este misterioso antílope canta las revelaciones de quien ha aprendido que "sólo las cosas, los objetos pequeños, / su absorbida belleza, el pulso que transmiten / su acaso extravagante sencillez, / te gobiernan y son cuanto tú sabes".